Description:
El escenario es una solitaria noche de una ciudad. Se ve a Silver persiguiendo a lo lejos a quien sería su siguiente víctima, un corcél de alta sociedad: un Conde de una tierra lejana, es una inusual petición; la presa es ignorante del peligro que le acecha, camina con seguridad, no hay duda de que ignora el peligro que corre.
Silver nota que su objetivo da vuelta en una esquina, ella sonríe, pues sabe que es un callejón sin salida; esperaba que fuese un trabajo fácil y rápido, pero no tanto. Rápidamente acelera su paso, anticipando el asesinato, hace aparecer sus cuchillos en forma de alas. Al dar la vuelta en la misma esquina, nota el callejón vacío, le sorprende, pues no sólo está segura de lo que vió, también está segura de que no habría manera de que su objetivo desapareciese de esa forma, en el callejón no hay puertas por las cuáles escapar, las ventanas se encuentran en segundos pisos y además éstas están cerradas; el corcél no es un unicornio, así que no pudo usar magia para desaparecer, ni tampoco un pegaso para que pudiese salir volando… Un tanto extrañada, Silver se adentra cautelosamente al callejón.
- Un consejo cuando aceches a tu víctima… – Se escucha una voz detrás de ella. Silver hace un pequeño sobresalto, elimina con magia sus armas antes de voltear. – … hazlo con el viento a tu favor. Llevo oliendo tu perfume los últimos kilómetros. -
La asesina quedó un tanto perpleja, no sólo porque ahora estaba acorralada, también porque su objetivo siempre estuvo consiente de ella. Mantuvo su temple calmado, era obvio que no trataba con un pony común.
Él olfatea. – Hhmmm… Channel número 5 …un perfume bastante dulce para una brutal asesina. – Dice el corcél mientras da unos pasos hacia ella. – Pero forman una interesante combinación… al juntarlo con el olor a sangre, da como resultado un aroma exquisito… -
Silver sonrié, ahora lo entiende. – Dicen que sólo un loco puede reconocer a otro loco. – Él sólo lo confirma devolviéndole la sonrisa. – ¿Cómo lo supo? -
- Por favor Querida, fuiste evidente con todas tus preguntas:
*Recuerdo de ambos en lo que al parecer fue una gala, varias horas antes.
La Primma Dona y el Conde se encuentran sentados juntos en una mesa platicando. – …me parece extraño que a Usted no le había visto antes, y su acento es muy extraño, dígame ¿de dónde es?…. Es imposible que alguien tan apuesto como Usted sea soltero o venga solo a una fiesta como ésta ¡Presénteme a su pareja! ¡Me gustaría conocerla!… Seguramente se ha de estar hospedando en el mejor hotel de la ciudad… ha no ser que tenga alguna residencia aquí…
Tu forma de obtener información es tan básica. – Silver deja escapar un pequeño gesto de enojo. – Pero tampoco tienes porqué ofenderte, yo llevo perfeccionando la técnica por más tiempo del que te puedas imaginar. – Él avanza, arrinconándola más. – Ahora lo único que deseo saber es… ¿por qué?… -
No es nada personal. Sólo digamos que hay un socio tuyo al cuál no tienes nada contento y desea que te apartes de su camino… para así mejorar su patética vida o algo así… – Él sólo alcanza a fruncir el ceño. – Pero… – Continúa ella en tono coqueto. – … he escuchado que eres muy bueno en los negocios, seguro sabrás reconocer una buena oferta si la tienes frente a tus narices ¿no?… Sé que para tí el dinero no representa ningún problema, así que fácilmente puedes duplicar el pago que me han hecho para eliminarte; y no sólo quedas con vida, también podría matar a quién solicitó tu muerte… ¿qué me dices? – termina con un guiño.
La única expresión que sale de él es una ligera risa sarcástica. – De ningún modo pienso desperdiciar mi dinero de esa forma… -
Silver está sorprendida ante tal respuesta, es extraña, no la esperaba. – Es una lástima, estaba segura de que eras alguien inteligente. – Apenas terminó de hablar, y aparecieron varios cuchillos detrás del corcél y comenzaron a clavársele por todo el cuerpo, su sangre salpicando todo el callejón, manchando las paredes y ventanas, dejando un gran charco rojo en el suelo. – Extraño que no gritase por el dolor. – Pensó por un segundo. La asesina se acerca a su obra finalizada, al ver que éste ya no se movía.
Intrigada por saber cómo “desapareció” antes, se agachó para curiosear el cadáver, ver si éste poseía unas alas, para, a lo mejor, pudieran formar parte de su colección. Al tocar con su pata las ropas, hubo un movimiento súbito de él, ella rápidamente retrocedió y vio cómo el cuerpo ensangrentado que yacía en el suelo, poco a poco se estaba incorporando.
- ¡Qué irónico! – Se levanta torpemente. Silver no lo puede creer. – Para ser una dama elegante y pulcra… tu trabajo es muy sucio. – Él alza su mirada hasta encontrarse con los ojos de ella. Con toda la sangre que le brota de su cabeza, su melena blanca se ha teñido de rojo; sus ojos, de igual color, parecen brillar de furia en la oscuridad.
La prima donna está estupefacta, no sólo porque es poco probable que alguien sobreviviese a su ataque, si no porque ese alguien se está levantando como si nada. Sin querer darle tiempo para estar de pie por completo, ella vuelve a aparecer sus cuchillos, pero éstos resultan inútiles, pues ella ya se encuentra en lo más profundo del callejón bajo los cascos del ensangrentado corcél.
No está asustada, sólo está intrigada. – ¿Cómo? – Pausa. – ¿Quién o qué eres tú? –
No puedo decirte nada que ya no sepas. -
Cierto. – Silver suelta una carcajada. – ¡Qué injusto! Es un trabajo que de ninguna manera podría cumplir… – Maldito sea quien la contrató. – Escucha, no te conviene matarme, poseo algo que te puede interesar. -
No tienes nada que yo quiera. – Su gesto se torna violento, de su boca, sobresalen dos colmillos, son como los de un lobo hambriento.
Silver los nota, pero se mantiene segura. – Tengo el nombre del pony que me pagó para matarte . – Él no dice palabra alguna, su expresión pasa a ser más calmada. – ¿No quieres saber cuál de tus socios te traicionó? -